Dos minutos para cargar una batería

¿Se lo imagina? Ya nos hemos acostumbrado a repartir cargadores por nuestros lugares habituales o bien a incluirlos en el bolso o la mochila. La última opción que apareció fueron las baterías externas, cada vez más extendidas. Sin embargo, el trabajo de un equipo de científicos de la Universidad Tecnológica de Nanyang (Singapur), publicado en la revista Advanced Materials, puede revolucionar el actual panorama. Y más que para los móviles, en cuanto a la industria automovilística eléctrica se refiere.

Las actuales baterías de ión-litio que alimentan nuestros dispositivos (móviles, tablets, coches eléctricos…) tienen como desventajas el tiempo que tardan en cargarse y el efecto memoria por el que con cada carga acumulan cada vez menos energía. Además, esta tecnología tiene un número limitado de ciclos de carga (alrededor del medio millar) que se traduce en la necesidad de reponer estas piezas transcurridos un par de años.

Por su parte, estas nuevas baterías que permiten una carga superrápida, alcanzan el 70 por ciento de su capacidad en tan sólo dos minutos en los móviles y en cinco en los vehículos eléctricos lo que supone que éstos puedan cargarse hasta 20 veces más rápido que en la actualidad. Además, según el profesor Chen Xiaodong, corresponsable del descubrimiento, asegura que estas nuevas baterías podrán recargarse hasta 10.000 veces (ciclos de carga – descarga completos); lo que equivale a unos 20 años de vida útil.

La base de la investigación son las actuales baterías de ión – litio que utilizamos con una significativa modificación que es la que permite la evolución comentada. El cambio realizado es la sustitución del grafito que normalmente se emplea para el polo negativo o ánodo por un nuevo material en forma de gel elaborado con dióxido de titanio. El dióxido de titanio, material abundante, barato y seguro en nuestro planeta, nos es ya conocido aunque no seamos conscientes de ello: es comúnmente utilizado como aditivo alimentario, en la industria de la pintura al ser el pigmento blanco más habitual o como absorbente de los rayos ultravioletas en las lociones de protección solar.

Su presentación habitual, hasta que estos ingenieros singapurenses lo han aprovechado, era de forma esférica. Sin embargo, ellos lo han convertido en diminutos nanotubos (mil veces más finos que el diámetro de un cabello humano) con los que han conseguido acelerar la reacción química que se produce en el interior de la batería dando lugar a cargas ultrarápidas.

Con este descubrimiento nanotecnológico, que podría llegar al mercado en un plazo no superior a los dos años, se reducirán además de manera drástica los residuos generados por las baterías de iones de litio.